Ahí yaces en un rincón;
pura, sola y abandonada.
Sin nadie que te atienda
resistes muda y callada.
Tus curvas, muy sugerentes
parece que a nadie le importan.
Color brillante y radiante
pero apagado de honra.
Ahí yaces en un rincón;
una, sucia y desamparada.
Sin nadie que te quiera
permaneces desastrada.
Sigue esperando tu día.
Pronto llegará la fama.
Mientras el tiempo avanza
aguarda dormida, guitarra.
Y yo no borro tus comentarios aunque me pongas algo que no comparto.
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