cambiaste tus ropajes.
Temor, miedo a perecer,
te echaste a perder.
Miraste diferente,
rehiciste tu mente.
Tan igual como la gente;
y te echaste a perder.
Perdida y confusa,
sin guía alguna,
entre espada y pared
te echaste a perder.
Probaste a jugar,
a jugar sin normas.
Yo jugué también,
y tú te echaste a perder.
Jugaste a perder y te echaste a perder.
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