domingo, 25 de diciembre de 2011

The nightingale in love

   Tan solo quiero besarte, dejarme llevar por una pasión desgarradora que sea capaz de mover ríos y montañas con tal de verte de nuevo ¿Debo ponerle nombre a esta fuerza? Llámalo amor si quieres, llámalo como mejor te suene.
   ¿Acaso es un crimen? ¿Es algo malo? Me siento cruel a la vez que humilde, pero sobre todo... ignorado. Mírame, estoy aquí, aguardando algo que se escapa de mí. Lejos, imposible.
   En mis venas hay más fuerza que el romper de las olas contra el acantilado. Me siento vivo, quiero hacer paracaidismo, puenting... volar. Dentro de poco cometeré una locura. Cogeré ese tren sin rumbo fijo que me lleve a donde mi corazón me guíe y donde al final, en la última estación, estés esperándome tú.
   Sacas de mis labios un Aleluya cuando sabes que debería adorar a otro dios. Me llevas por el camino de la incertidumbre. Ese camino no tiene final, tampoco tiene nombre. Amor a todo pero atento a ti.

   No soy un gran escritor, no soy ni siquiera escritor. Por eso no voy a escribir más cuando Oscar Wilde lo expresa a la perfección en uno de sus relatos cortos The nightingale and the rose:

"(...) porque el Amor es más sabio que la Filosofía, aunque ella sea sabia; y más fuerte que la fuerza, aunque ella sea fuerte. Sus alas tienen el colo del fuego, y el fuego ilumina su cuerpo. Sus labios son dulces como la miel, y su aliento es como el incienso".

   Si queréis, podéis leer el relato completo aquí. 100% recomendable.
   



sábado, 10 de diciembre de 2011

El amor, el motor que mueve el mundo.


   Miro a esa niña pequeña en el metro que no debe llegar al cuarto año de edad jugando con su madre. Observo como pone sus manos sobre las de su madre, cruzándolas o no según corresponda. En la cara una sonrisa, en el corazón cariño.
   Entonces me acuerdo de una teoría que ya empecé a desarrollar desde pequeño: el amor, el motor del mundo. El "querer" como principal impulsor de todo. Y es que en cierto sentido todo lo causa este verbo, "querer". Si yo no quisiera escribir esto no lo estarías leyendo ahora mismo. Me podrían obligar, claro que sí; amenazándome, a punta de pistola... pero el querer sigue presente en la mente del que me obliga a hacerlo.
   El querer a veces es impulsado por la curiosidad, así que en realidad no es lo único, pero ¿por qué se ve motivada la curiosidad? Yo no tengo respuesta.

   Tres cosas faltan en el mundo: educación, felicidad y amor. Si no, prueba a ir sonriendo por el metro, desentonando con todo el mundo. No hay que forzarse a ser feliz, ni mucho menos. Pero si realmente lo eres, muéstraselo al mundo ¿Por qué no? Si de verdad sientes que estás educado para ser querido no hay razón para que no encuentres la felicidad. O quizá sea ella la que nos tenga que encontrar a nosotros. El fin de todo ser humano no debería ser otro más que la búsqueda de la felicidad, como objetivo principal en su vida.
   ¿Existe la felicidad o solo los pequeños momentos felices? ¿El amor proporciona felicidad? Estoy seguro de que cada uno tenemos una respuesta distinta a estas preguntas.
   Pregúntate a ti mismo/a "¿Soy feliz?", pregúntatelo a diario; pues solo así conseguirás conocerte mejor y sacar de tu vida las incomodidades innecesarias.

martes, 6 de diciembre de 2011

Me cago en la puta.

   Solo quería dejarlo claro.

Pones un montón de esperanzas en algo que tú consideras importante pero que el resto del mundo no.
Entonces viene el resto del mundo y te lo jode. Nada, que no es posible.

Impotencia, y no sexual, desde luego que no.