sábado, 10 de diciembre de 2011

El amor, el motor que mueve el mundo.


   Miro a esa niña pequeña en el metro que no debe llegar al cuarto año de edad jugando con su madre. Observo como pone sus manos sobre las de su madre, cruzándolas o no según corresponda. En la cara una sonrisa, en el corazón cariño.
   Entonces me acuerdo de una teoría que ya empecé a desarrollar desde pequeño: el amor, el motor del mundo. El "querer" como principal impulsor de todo. Y es que en cierto sentido todo lo causa este verbo, "querer". Si yo no quisiera escribir esto no lo estarías leyendo ahora mismo. Me podrían obligar, claro que sí; amenazándome, a punta de pistola... pero el querer sigue presente en la mente del que me obliga a hacerlo.
   El querer a veces es impulsado por la curiosidad, así que en realidad no es lo único, pero ¿por qué se ve motivada la curiosidad? Yo no tengo respuesta.

   Tres cosas faltan en el mundo: educación, felicidad y amor. Si no, prueba a ir sonriendo por el metro, desentonando con todo el mundo. No hay que forzarse a ser feliz, ni mucho menos. Pero si realmente lo eres, muéstraselo al mundo ¿Por qué no? Si de verdad sientes que estás educado para ser querido no hay razón para que no encuentres la felicidad. O quizá sea ella la que nos tenga que encontrar a nosotros. El fin de todo ser humano no debería ser otro más que la búsqueda de la felicidad, como objetivo principal en su vida.
   ¿Existe la felicidad o solo los pequeños momentos felices? ¿El amor proporciona felicidad? Estoy seguro de que cada uno tenemos una respuesta distinta a estas preguntas.
   Pregúntate a ti mismo/a "¿Soy feliz?", pregúntatelo a diario; pues solo así conseguirás conocerte mejor y sacar de tu vida las incomodidades innecesarias.

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