viernes, 16 de septiembre de 2011

Frases, solo unas pocas... frases.

   El roce de sus labios contra mi piel desprendía pequeñas descargas eléctricas que se iban extendiendo por todo mi cuerpo, exinguiéndose poco a poco.

   Su aliento susurraba en mi oído fragmentos de poemas aún por esribrir.

   Acariciaba la suavidad de su cuerpo desnudo y relajado mientras dejaba a mis pensamientos vagar libremente.

   Sus ojos, incluso cerrados, seguían diciendo que me amaban.

   Como si de un metrónomo se tratara, nuestras respiraciones siguen a tempo el compás del momento.

   Cosquillas con el pelo y con las uñas, una media sonrisa y una mueca de ternura.

   - Te quiero, dice un beso.
   - Te amo, contesta un abrazo.

   Y entonces nos fundimos en un sueño eterno que perdura hasta que la ilusión se desvanece y con ella el momento.

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