jueves, 15 de septiembre de 2011

Nadie escucha a los músicos.

   Es una verdad como un templo. Pasemos a explicar esta paradoja.
   No es lo mismo "oir" que "escuchar", la diferencia radica en que escuchando conseguimos entender la letra (si tiene), identificar algún instrumento, cantar, bailar... y esto está al alcance de todo el mundo. Si encima eres músico puede que notes algún fallo, te percates de si es mono o estéreo, estudies las posiciones panorámicas y volúmenes, identifiques acordes, notas, compases, el tono...
   Oir requiere mucha menos atención y concentración que escuchar. Cuando oímos la música es como si estuviera de fondo, ponemos la música mientras hacemos otras cosas y simplemente está ahí para hacernos compañía.
   Lo malo de todo esto es que habitualmente la gente oye más música de la que escucha. Es cierto y es una pena. Los músicos siempre estamos ahí, animando guateques, berbenas y fiestas; pero nadie nos tiene en cuenta.
   Eso sí, como pare la música: "¡¿Qué has hecho Satán?!" "¡¡Vuelve a ponerla!!"
   No hay quién lo entienda y sin embargo ¿a quién no le gusta la música?. Creo que es la única cosa que ha creado el hombre que es mundialmente aceptada y acogida con cariño, sea del tipo que sea.

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