lunes, 26 de septiembre de 2011

26

   ¡Já! ¿quién diría que mi nueva vida empezaría precisamente un 26?
   Mientras el resto de los chicos (y también muchas chicas) de mi edad solo piensan en las personas del sexo que les atrae como ganado ("¿Has visto a ese/a? ¡Qué buen@ está!" "¿Qué tal en tu uni? ¿Cómo están las chicas?") yo sigo dedicándome a escribir largas incoherencias llenas de paréntisis, comas, enumeraciones y puntos suspensivos dificiles de tragar; que en cierto modo, no son más que una via de escape a mis sentimientos.
   ¿Acaso es esto malo? Me gusto tal y como soy y parece que no disgusto a los que se sienten agusto con mis gustos, si no no les gustaría. No quiero ser como el resto, tampoco quiero restar de mi lo que es vuestro.
   Desde hace unos años tengo la teoría de que no existe una personalidad única, que la personalidad de cada cual se forja a base de imitaciones, copias y versiones de otras personalidades. Así, tu propia personalidad se ve influenciada desde el momento en que naces por la de los seres que te rodean. Por orden de importancia y peso: tus padres, la sociedad, los medios de comunicación, tus amigos, tus compañeros y mentores.
   No sé, solo quiero bailar ska.

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